Texto: Fernando Valencia
Fotos: Diego Vigueras
Pocas bandas extranjeras han pisado México tantas veces como Megadeth. A lo largo de casi 30 años, la audiencia mexicana ha sido testigo de prácticamente todos los cambios de alineación en la agrupación y ha escuchado la mayoría de su trabajo. Sin embargo, una aglomeración respetable sigue dándose cita donde sea que Mustaine y compañía se presenten.
El Pepsi Center a medio llenar espera impaciente. El sonido local se luce poniendo temas que la audiencia corea, y nos regala un momento especial con “Ace of Spades”, que la gente aprovecha para despedir a Lemmy Kilmister entre aplausos.
Luego de unos diez minutos de retraso, una pista de “Prince of Darkness” enciende los ánimos. El escenario, francamente impresionante y lleno de pantallas, se enciende mostrando visuales industriales que forman la palabra Megadeth. Un número 18 aparece en pantalla y sin necesidad de más presentación, comienzan los coreos de “Hangar 18”, sucedida por “The Threat Is Real”, de su más reciente material Dystopia.
Mucho se ha dicho sobre la manera en que la banda tiene ya prácticamente un libreto para cada vez que pisan suelo mexicano, pero debe recalcarse que el público también domina el show a la perfección, coreando el nombre de la banda al ritmo de las canciones. “Tocaremos muchas canciones viejas, y muchas otras nuevas. Esto se llama ‘Tornado of Souls’” dice Mustaine en su primera intervención.
Aunque las canciones recientes son perfectamente ejecutadas, no son demasiados los miembros de la audiencia que cantan. Eso cambia cuando Dave toma el micrófono tras una breve pausa para presentar “Wake Up Dead”. “Esta canción es de Peace Sells… But Who’s Buying?”, y sin esperar a escuchar de qué tema se trata, México se vuelve loco. La reacción es similar con “In My Darkest Hour”.
Tras un par de canciones nuevas, el siguiente gran momento se lo lleva “She-Wolf”. “Esta canción es sobre un ex amigo y su ex esposa. Ella era una puta prostituta. Intenté decírselo… Lo intenté”. Comienzan a abrirse algunos intentos de moshpits, que por ser apresurados fallan. Un sector del público ha perdido sus playeras negras. Algunas chicas mueven el cabello frenéticamente, brincando y gritando al borde de esta peculiar escena.
A partir de ahí, comienza lo mejor del concierto. El público por fin se está soltando. La banda deja el escenario constantemente dando pie a innumerables gritos de “Mustaine, Mustaine”. Aparecen “Dawn Patrol” y “Poison Was the Cure”, clásicos de Rust in Peace, y continúan “Sweting Bullets” y “A Tout Le Monde”. Para este momento, la voz de la gente ya hace par al sonido de la banda, cantando al unísono. Un aplauso especial al hecho de que no son demasiados los celulares que bloquean la vista. La cereza en el pastel es la versión en español de “Trust”.
“Como podrán notar, la pantalla dice Dystopia, que es el nombre del nuevo álbum y la canción que vamos a tocar. Quisiera hacerles muchas preguntas, pero sólo serán dos: ¿Quién ya nos había visto antes? A los nuevos, muchas gracias. Y la segunda, ¿Quién tiene Dystopia?” Cientos levantan las manos. “No, no es cierto. Bueno, tú sí, te lo firmé” dice Mustaine señalando a un miembro del público.
Es la recta final de la noche cuando “Symphony of Destruction” y “Peace Sells” hacen acto de presencia, y después de varios intentos fallidos somos testigos de un moshpit de verdad. Megadeth deja el escenario un momento, mientras los gritos continúan.
“Para quienes hayan seguido la gira, tuvimos algunos buenos conciertos con sus hermanos del sur, pero también hubieron varias cosas malas. Barricadas se rompieron y la lluvia no dejaba de caer. Pero ustedes son un público hermoso, siempre son muy respetuosos. Esta es la última canción, se llama Holy Wars”. Así, la agrupación pone punto final a una nueva aventura en nuestro país. Todos abandonan el foro, satisfechos y con la seguridad de que volveremos a verlos muy pronto.
Aquí les dejamos la galería del concierto