¿El nuevo rock mexicano?

El Festival Vive Latino ha sido desde hace trece años el referente principal sobre lo que pasa en la escena del rock de nuestro país. Este año ofrece, como lo ha hecho las últimas ediciones, un cartel del que valen la pena diez o a lo mucho veinte bandas como Hocico, Screaming Headless Torsos y Black Tide que se salen de lo habitual.

Desde hace poco mas de un lustro no han habido sorpresas en dicho festival. Proyectos nuevos o desconocidos que se lleven la atenciòn y  reflectores por sorprender y refrescar los oídos de la audiencia acostumbrada a los ya trillados sonidos y fusiones de rock con Ska o Cumbia no se aparecen hace mucho.

Fue en el 2005 cuando AUSTIN TV, una agrupación de enmascarados anónimos, sin vocalista y relativamente desconocidos como PORTER, otra agrupación con un carismático cantante con una personalidad única, sorprendieron y dejaron en total éxtasis al público del festival. Esto además sirvió de detonante para la explosión del movimiento de música Indie en México el cual sigue en pie y cada vez mas solido gracias a nuevos proyectos no necesariamente buenos, pero que intentan seguir el camino que forjaron estas bandas.

A partir de esa edición del vive latino nada ha sorprendido, se ha caído en la fórmula de revivir glorias pasadas de grupos como Resorte o  Caifanes que vivieron sus mejores momentos en los noventas, con ellos, se ha llenado el festival apelando a la  nostalgia de quienes quieren revivir sus años de juventud o a los hijos de estos, que crecieron escuchandolos aunque  no correspondan a su época. Incluso se ha intentado traer de las cenizas a proyectos que nunca llegaron realmente a la cima del éxito, pero que, agregándole un valor no merecido se les etiqueta como bandas de culto como Mara de Charly Montana o Raxas de Lino Nava.

No quiero parecer pesimista respecto al rock mexicano, sin embargo, si no se presenta como cabeza de cartel una vieja gloria del rock nacional, las bandas mexicanas se ven eclipsadas por las bandas de renombre internacional quienes hacen al publico ponerse a sus pies a la menor provocación.

El cartel se ha hecho repetitivo y tedioso, las bandas que en su momento sorprendieron o abanderaban la nueva ola de rock nacional se han vuelto parte de la decoración del lugar, grupos sudamericanos de Ska y Reggae ocupan un tercio del cartel, otra parte la ocupan bandas difícil de diferenciar unas con otras que pasan sin pena ni gloria por el escenario. En menor porcentaje se da espacio a bandas internacionales o nacionales de gran popularidad o glorias pasadas pero que aseguraran las ventas y lleno total como ha sido cada una de las ediciones de este festival.

Al respecto se pueden decir muchas cosas, como que al público se le da lo que pide, que no hay dinero para traer bandas de talla internacional cada año, sin embargo el rock como corriente contracultural necesita renovarse constantemente y ofrecer cosas diferentes a un público sediento de nuevas propuestas. Bunbury o Cafe Tacvba se han vuelto referentes del rock en español pero su público es cada vez de mayor edad y la magia de su música se está extinguiendo con cada material que sacan al mercado.

dnah on htiw niloiv A

 em gnillet s’ereht pu enoemos syarp eciov on htiw yob gninword A

Ojo músicos mexicanos, porque espacios y mercado cautivo hay, sin embargo la materia para llenarlos esta escasa.

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