FOTOS: Elisa Negrete
El océano, al igual que nuestra mente es vasto, infinito e inexplorado algunas zonas. Viajar a sus profundidades es viajar a lo desconocido, ir capa por capa explorando zonas misteriosas es un viaje que pocos se atreven a realizar. Hacer una introspectiva a lo más profundo de nuestra conciencia, puede despertar monstruos que estaban dormidos y desconocíamos que existían dentro de nosotros.
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The Ocean Collective, más que una banda, es un colectivo de Berlín, Alemania con sonidos de post metal y sludge por la que han pasado al menos 30 músicos a lo largo de 11 años y con 6 discos conceptuales que hablan de la religión, el poder, la existencia humana y la relación entre el humano y dios conjugando letras profundas basadas en tratados filosóficos, libros religiosos y todo lo que ha pasado por la cabeza de su líder y guitarrista, Robin Staps.
Esta interesante banda regresó a México por segunda vez en su carrera el pasado 28 de octubre en el Circo Volador de la Ciudad de México pero esta vez fue muy especial.
Originalmente el concierto tendría a la banda norteamericana The Browning, sin embargo, de último minuto cancelaron por lo que a petición de The Ocean, la banda encargada de abrir el concierto fue Endless de la Ciudad de México.
En punto de las 20:30, Endless salió al escenario iniciando su show con diálogos de poemas franceses con tintes ocultos. Su sonido denso y sin voz le dio un toque siniestro y poderoso al mood del show, perfecto para anticipar el viaje al fondo del océano que iniciaría más tarde.
A las 21:30, The Ocean salió al escenario y a diferencia de lo que venía tocando durante su gira, en esta ocasión empezó el show con el encore, iniciando con canciones de su disco Precambrian del 2009, continuando con la canción Firmament de su aclamado disco conceptual, Heliocentric y continuando con un repaso a toda su discografía que en toda su gira y tal vez en los últimos dos años no habían sonado en un escenario como la canción «She Was The Universe».
El poder de la banda en vivo es impresionante, la energía de sus integrantes, pero sobretodo, de su vocalista, Loic Rosseti que en «Let Them Believe» se subió al sistema de sonido a un lado del escenario y dio un salto de más de 3 metros hacia el público fue uno de los momentos inolvidables del show que durante casi dos horas nos transportó de la superficie hasta lo más profundo del océano a través de texturas, luces y sonidos.
Algo muy importante que cabe mencionar es que la banda al finalizar el show, convivió casi una hora con todos los fans que se les acercaron a tomarse fotos, platicar y comprarles la merch que ellos mismos se encargaban de despachar, algo que para cualquier fan es un sueño hecho realidad.
¡Ojalá hay más shows así en México, con bandas sin poses y con un profundo amor a la música reflejado en grandes eventos!
