Él mató a un policía motorizado: el juego de tener una banda

En 2017 la banda argentina nos sorprendió con La Síntesis O’Konor, uno de los mejores discos en español del año. Pudimos ver el poder de estas nuevas canciones en shows íntimos, pero en muy pocos días disfrutaremos de El mató a un policía motorizado en el Vive Latino.

Tuvimos la fortuna de platicar con Santiago Motorizado mientras se encontraba en Lima, Perú y nos contó sobre su nuevo sonido cristalino, su fanatismo por Weezer, la melancolía, su barrio y sus mejores anécdotas del VL.

Su EP titulado Violencia (2015) fue el puntapié para La Síntesis O’konor: “Hubo un cambio en la forma de trabajo, fuimos más allá, no sólo en los métodos de grabación sino en la parte artística, de composición. Empezamos a dar vueltas a las canciones, que no hubiera sólo protagonismo de las guitarras, ver qué pasaba con los teclados, con los bajos. Buscamos un sonido lo más cristalino posible, ya habíamos hecho mucho sucio y nos gusta, pero queríamos ver qué pasaba con estas canciones”, menciona.

“Ahora imagino cosas” fue el primer tema que recuerda haber preparado en los ensayos, aunque confiesa no ser tan ordenados y volver a canciones que pensaron ya estaban listas en distintas ocasiones.

Cuando escucharon el corte del disco al final de la mezcla en el mítico estudio texano, Sonic Ranch, Santiago notó la enorme melancolía que envuelve al álbum. “Sentí vértigo, les preguntaba ‘¿tan triste soy?’, yo pensé que era una persona que hacía bromas y que todos se divertían conmigo. Después lo acepté. Hay algo en la música, en el arte, uno está buscando expresarse y como cualquier persona recuerdo todo tipo de sentimientos desde la alegría máxima, felicidad, euforia hasta pensamientos tristes. Y quizá la música me ayuda más a canalizar lo triste que lo alegre, es algo que no puedo manejar. Yo voy escribiendo y todo va saliendo, la parte lírica es lo menos pensado. Por lo general hago una base melódica con unos acordes y pongo la letra después, creo que lo mejor sería hacerlo antes, pero la verdad me sale más fácil así”, cuenta.

Sobre el título nos dice que se le ocurrió a un amigo hace mucho tiempo. “Estábamos fantaseando nombres de discos y de bandas, le decíamos de broma que lo usaríamos un día, nos gusta que genera algo sobre la obra. Las canciones tienen sus letras y su significado, cuando uno las titula como un disco te genera un plano nuevo, es un juego artístico/poético.

Siempre nos gustó que al final las canciones tengan múltiples vidas pues se terminan de cerrar en la cabeza de alguien. Quien escucha le da el significado final gracias a sus propias experiencias”.

Como tercera parte en este juego entre las canciones y el título del disco, viene el arte. Ellos lo ven como una nueva faceta, quizá no coinciden entre sí, pero quizá sí. “Fue intencional que genere incertidumbre y a nivel estético nos funciona”.

Con todo terminado le preguntamos a Santiago por su momento favorito de esta nueva etapa, su respuesta fue “El  tesoro”. “Se me ocurrió de último momento, terminé la letra en el estudio ahí mismo en Texas. Y me pone contento que la fue la última que compuse y que sea la que abre el disco. Habla de alguien que entrega su cariño a una persona por más que a la otra no le importe, no es recíproco pero está ahí igual, para apoyar, para ofrecerse. Y tiene esa cosa melancólica del amor no correspondido, pero me gusta pensar que a pesar de todo, hay algo positivo en eso”.

Como un lado B, lanzaron recientemente un tema llamado “La casa fantasmal”, cuyo nombre viene de su estudio en La Plata, Argentina. “Es una casa que compró mi hermana hace un par de años, me la alquila a un precio barato y ahí montamos nuestro estudio/sala de ensayo. Ahí empezamos a preparar el disco hace dos años, es un espacio en las afueras, un barrio de clase trabajadora, humilde con un clima muy de vecindad, digamos. Es el barrio donde yo nací y viví toda mi vida. Me genera algo especial hacer estas cosas aquí y que con eso viajemos a México, España, Estados Unidos. Es algo que me permite conocer el mundo y eso me gusta”, menciona.

Pero no sólo les gusta hacer lados B, en su discografía hay amor por muchos formatos: EP, singles, etcétera. “Es el juego de tener una banda”, dice Santiago. “En la época de la escuela nos juntábamos a ensayar y nos apasionaba tener un juego: armábamos bandas en el momento, nos inventábamos nombres, grabábamos el ensayo en un cassete y le hacíamos la tapa al disco, la dibujábamos, le sacábamos copia, inventábamos una discográfica.

Nacimos con el cassette, con el CD, el vinilo, pero después vivimos la revolución de Napster y yo soy muy fan de Weezer. Tenía mi CD y era mi objeto más preciado del mundo, pero cuando apareció Napster noté que no sólo tenían el CD, tenían singles, lado B, lado B acústico, canciones que yo no conocía, me volví loco.

Y era jugar a que yo también iba a hacer un single, iba a editarlo como lo hacía Weezer. No sé si a la gente le gusta esto pero yo lo hago por mí, para continuar el juego y poder ser como mi banda favorita”.

El Vive Latino y Él mató son viejos conocidos, así que le preguntamos a Santiago por sus mejores anécdotas: “El Vive nos encanta, siempre se acerca mucha gente al escenario donde tocamos y de repente uno tiene miedo porque compite con otras bandas. Una vez nos tocó con Los Fabulosos Cadillacs, nos mató, era una derrota asegurada, también queríamos verlos, pero nos sorprendió la cantidad de gente que llegó con nosotros. Es una de las mejores experiencias que coleccionamos del Vive Latino”.

Como espectadores también tienen una favorita: “Nos ha tocado ver a Blur varias veces en diferentes países pero el show del 2013 en el escenario principal fue espectacular. Compartir con el público mexicano tan festivo, tan alegre, tan arriba fue toda una experiencia que recordamos con mucho cariño, particularmente yo me acuerdo un montón”.

La cita con estos argentinos es el sábado 17 en la carpa Doritos a las 17:15 hrs. Mientras llega el momento, te dejamos el álbum para que vayas practicando:

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