La primera edición del #PulsoGNP demostró la importancia de llevar los festivales a otros estados. Desde temprano, miles de personas llegaron al Antiguo Aeropuerto de Querétaro a pesar del agobiante sol que no dio tregua hasta el anochecer.
Obviamente la invasión chilanga llegó para disfrutar a los headliners internacionales, pero muchas personas de Guanajuato, Hidalgo y obviamente los queretanos se veían emocionados por los actos locales. Aunque Millonario y Alemán congregaron a una importante cantidad de personas que movían sus brazos al ritmo de sus rimas, las primeras horas fueron más de buscar la sombra (aunque eran muy escasos los lugares frescos) y conocer las opciones gastronómicas.
A partir de La Gusana Ciega el ambiente se volvió muy similar al de un Vive Latino de la década anterior. La gente coreaba y bailaba con singular alegría y las bandas podían notar la entrega y la agradecían, un gran ejemplo fue cuando Pau Donés se lanzó a la multitud al terminar el set de Jarabe de Palo. Cada vez se veía más gente y el atardecer llegó con División Minúscula. Como himno generacional «Sognare» se escuchó al unísono y en un emotivo momento, cual crowdsurfing una chica en silla de ruedas logró llegar hasta las primeras filas.
El escenario principal estaba completamente abarrotado pues seguía el turno de Zoé. La banda aprovechó para estrenar algunos temas de Aztlán (donde definitivamente destaca «Azul»). De su repertorio de hits, «Soñé» y «Vía Láctea» fueron las canciones más coreadas. Para Porter, muchos optaron por ir por chelas, lo que provocó enormes filas. Sin embargo, el público que se quedó a ver a los tapatíos fue de lo más cálido. «Espiral» causó una euforia que demuestra que a pesar de los cambios en la alineación, esta sigue siendo una de las bandas mexas con mejores fans y aún un prometedor futuro.
De nuevo la colectividad se sintió increíble con un Café Tacvba que sin importar las décadas que pasen, se ven como amigos que disfrutan cada segundo de lo que hacen. Todos cantamos a una voz «Las flores», «Eres», «Como te extraño» y «El baile y el salón». Los satelucos también aprovecharon para promocionar Jei Beibi y Rubén nos recordó la importancia de nuestros recursos naturales.
The Vaccines llegó como tornado para arrasar con todo en tan solo 50 minutos y 15 canciones. Los ingleses sonaron potentes y el público no dejó de saltar y divertirse bajo las luces provocadas por una gran bola disco. «Vinimos desde Londres hasta México sólo por este show», exclamó Justin y todos estábamos seguros de que había valido cada maldito segundo. Como uno de sus nuevos temas, quedó claro que el amor de estos muchachos es nuestra banda favorita. En septiembre volverán a visitarnos y no podemos esperar una nueva oportunidad para cantar «Nørgaard», «Bad Mood», «If You Wanna» o nuevos hits como «I Can’t Quit» que suena increíble en vivo.
Una estampida al escenario principal comenzó cuando MGMT salió al escenario. El dúo está de regreso con Little Dark Age y las canciones que se desprenden de él suenan de lo mejor en directo. «Me and Michael» lo dejó muy claro. Sin embargo, los mejores momentos de la velada fueron durante los hits de su debut: Oracular Spectacular. Aunque una buena parte de los asistentes se retiró después de los headliners mexicanos, los que se quedaron bailaron bajo la luna como si fuera 2008. El cierre de esta presentación fue la sorpresiva «Siberian Breaks». Muchos aprovecharon para ir ganando tiempo en las filas de los diversos estacionamientos, pero para otros significó escuchar algo para fans from hell que parecía casi imposible en esta gira.
Algunos quisieron seguir la fiesta y se acercaron al DJ Set de The Horrors, quienes eligieron clásicos de Blondie, Blur y Depeche Mode para despedir la velada. Los demás comenzaban la retirada pues a muchos aún les esperaba un largo viaje de regreso.
Lo mejor del Pulso GNP fue la entrega de la gente hacia las bandas. La amplia oferta de festivales que tenemos en la CDMX ha propiciado que la música pase a segundo plano y que la «experiencia», lo que sea que eso signifique, sea lo principal. Si bien este nuevo festival tiene cosas que superar como la movilidad, la puntualidad (los retrasos pasaron de 15 a casi 40 minutos en algún punto) y sets más largos para los headliners, Querétaro tiene alma y pasión para recordarnos por qué amamos la música en vivo y la vibra festivalera. En redes sociales se anuncia que nos vemos en el 2019 y tenemos fe en lo que puedan lograr.